Buena Suerte o Mala Suerte


Dejando a un lado las percepciones personales y sociales, la "Mala o buena suerte es una cuestión de probabilidad" así lo afirma el matemático Juan Antonio Cuesta de la Universidad de Cantabria. Por esa razón, de todas las acciones que tomamos algunas eran buenas y otras no. Explica Cuesta que el problema es que la memoria es selectiva y recuerda, por lo general, solo lo que nos ha resultado muy bien o muy mal. Esto nos hace hacer creer que tenemos buena o mala suerte. "De acuerdo con las probalidades, antes o después llegara la racha negativa, jornadas en las que no damos pie con bola, pero eso no significa que seamos desafortunados. No reparamos en muchos otros días en que los que las cosas salen bien" dice.

Sufrir un accidente de tráfico padecer una enfermedad o que nos alcance un rayo son sucesos interpretables de distintas formas: como un ejemplo de infortunio o, simplemente, como un hecho que le tiene que tocar a alguien. Por ejemplo, según datos del servicio meteorológico de Estados Unidos, entre 1959 y 2013, hubo en ese país, 4025 muertes por culpa de los rayos, es decir, un poco más de 70 por año. Teniendo en cuenta la extensión territorial y la población del país, pareciera que "no es cuestión de buena o mala suerte" como dice Cuesta "se trata lo que debe ocurrir según las estadísticas". La geofísica Gabriela Nicora, investigadora del CONICET en el estudio de la actividad eléctrica en la atmósfera, establece como variables a considerar no solo esos datos, sino también la densidad poblacional del lugar donde se produce la tormenta y la cantidad de descarga a tierra que está origina.


Podemos pensar, entonces, el factor suerte se puede calcular. En un estudio publicado en la revista Metafilosofía plantea una fórmula específica para hacerlo. Si la suerte, el riesgo y lo que está en juego obtenemos la fórmula S = R . J; su autor Nicolás Rescher filósofo de la Universidad de Pittsburgh, ha eludido valorar la fórmula sobre la cual, Cuesta dice "veo muy poca justificación para esta ecuación. Aunque tiene el mérito innegable de mezclar dos ingredientes importantes: la probabilidad de perder algo junto al valor de lo perdido, son los ingredientes que hace la gente valora cuando consideras que tuvo buena o mala suerte". Sin embargo, aunque haya una o varias explicaciones racionales, las supersticiones tienen mucho arraigo y muchas veces resultan perjudiciales, no sólo porque constituyen un argumento cruel y sin motivo para la discriminación sino que pueden originar un comportamiento obsesivo compulsivo. La persona supersticiosa repite ciertas conductas una y otra vez para librarse de un mal que nunca llega creyendo que esa acción la mantiene a salvo. Así se crea un círculo vicioso que puede mantener por mucho tiempo. 

Fragmento de "La formula contra la mala suerte" por Laura Chaparro
Pag 49-51 Nº377 Marzo 2017 de Muy Interesante

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