Me equivoqué: cómo manejo un error

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Bernardo Stamateas por La Nacion

El error se marca para corregir. Solo corrigiendo los errores podemos crecer y estos forman parte del proceso de aprendizaje. Por eso, no hay que temerles. Por ejemplo, en el ajedrez aprendemos más de una partida perdida que de cien ganadas. El éxito consiste en "errores corregidos". No reconocer el error nos acarrea, en muchas situaciones, diferentes tipos de problemas a resolver.
¿Por qué cometemos errores?

Estas son algunas de las razones por las que una persona puede equivocarse:

Porque no sabe qué esperan de ella. En todo grupo de trabajo es importante delimitar las tareas a realizar.

Por falta de atención.

Por desinterés.

Ahora bien, frente a un error, cada persona puede reaccionar de diferente manera. Esta reacción puede ser positiva o negativa.

a. Actitud negativa:

Lo niega. Es una actitud infantil. No tolera el error, se siente vulnerable y, como consecuencia, miente.

Se enoja. Otra actitud infantil. Tiene un cierto nivel de frustración.

Dice que sí y no lo corrige. También se trata de una actitud infantil. Desafía o no reconoce a quien le marca el error.

Afirma: "Tengo derecho a cometer errores", y los comete intencionalmente. Tiene derecho a cometerlos ¡pero no a repetirlos!
b. Actitud positiva:

Lo reconoce, aprende y crece. Por ejemplo: "Tenés razón, te pido disculpas".

La manera en que marcamos los errores es fundamental y de ella depende, muchas veces, la reacción del otro. Es por ello que necesitamos tener en cuenta las siguientes consideraciones:

Nunca marcar el error como amenaza, sino como motivación.

Marcar siempre algo positivo primero y luego lo negativo. Eso hace que la persona se sienta valorada y útil.

Decir cosas como: "Espero más de vos"; "lo hiciste bien, pero vos das para más. Te pido que..."; "de acá en adelante...".

Siempre apuntar al mañana, de lo contrario, el foco será la culpa. El objetivo principal es la mejora. Si el error tiene nombre, se debe corregir en privado. Si se cometió en público, se puede corregir de la misma manera, pero marcando primero el error y luego algo positivo. La corrección tiene que ser breve y siempre en persona, nunca por escrito o por teléfono.

La autocrítica es una parte necesaria de la autoestima. Necesitamos ser capaces de ver nuestro propio error para aprender y así poder corregirlo. Esto no significa condenarse, sino tener la capacidad de corregir lo que está mal. Para que esto sea posible, primero es necesario ver el error. En este sentido, debemos aceptar las correcciones y admitir que nos podemos equivocar. Esto último es lo que más nos cuesta, porque tenemos temor a equivocarnos y que nos condenen o nos dejen de querer.

Cuando un niño patea mal la pelota y el padre le grita que no acepta el error, le está enseñando a su hijo a no aceptar su propio error. Lo correcto sería decirle: "Está mal, pero lo podés mejorar". O mejor aún, decirle: "¡Bien!... ahora pateá más fuerte"; de esta manera, lo estará estimulando.

El perfeccionista no tiene autocrítica sino autocondena. Piensa: "Solo yo lo puedo hacer bien"; "debo tener todo bajo control"; "si no sale perfecto, soy un fracaso absoluto". No tolera el fracaso. No tiene capacidad de aprender: es matar o morir. Una persona con esta actitud no puede estar bien, si las cosas no están perfectas, ni puede aceptar las observaciones de otro.

Cuando se trata de marcar los errores entre pares, hay que ser muy cuidadoso y sutil: "Mirá, a mí me parece que."; "fijate.".

Cuando se trata de la pareja, tengamos en cuenta que aquí no hay errores sino distintos puntos de vista: Se pueden marcar errores sobre terceros, pero no sobre los miembros de la pareja (justamente porque son pares). Si acordamos algo y no se cumple, es una traición al acuerdo. Recordá que solo a muy pocas personas se les pueden marcar los errores directamente; a la gran mayoría hay que validarlos antes. Como dijo Cicerón: "Todos los hombres pueden caer en un error, pero solo los necios perseveran en este".

Cuando no marcamos el error o no podemos darnos cuenta de este, se perpetúa y se pierde tiempo, fuerza, etc.

Einstein dijo: "No es que sea muy inteligente, es que peleo con los problemas mucho más tiempo".

Transformemos el error en experiencia, en un dato. No lo tomemos como algo personal. Lo más grandioso del ayer es lograr aprender de él para hacer un puente con el presente, y que lo que hicimos entonces se convierta hoy en algo que nos ayude a crecer.

Soltá la culpa y todo sentimiento negativo por aquello que hiciste mal. Date siempre una nueva oportunidad. Concentrate en tus puntos fuertes y no en tus debilidades.

Y sepamos que el que vive marcando el error a los demás, lo hace para tratar de ocultar su propia frustración. Alguien dijo: "Si el error te enseña es tu amigo, si no te enseña, tu enemigo".


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